Hoy un amigo estaba triste por que le dijeron que estaba loco... aparte que era un presumido por que sus logros para muchos no estaban bien... según ellos son sinónimo de protagonismo. Esto me recordó lo que alguien una vez me dijo que yo también soy así, mis actitudes de excelencia, perfeccionismo, mis detalles especiales, mis sorpresas (que suelo tener con los que mas quiero) no son algo que hago para que los demás se sientan menos, si lo hago es por que deseo hacer lo máximo que puedo... entonces ¡por que siempre los sordos creen que los que bailan están locos? Y me vino a la mente una fábula que se llama "Sabiduría Vital" y dice así:
Había una vez una pata que había puesto cuatro huevos... Mientras los empollaba, un zorro atacó el nido y la mató. Por alguna razón no llegó a comerse los huevos antes de huir, pero estos quedaron abandonados en el nido. Una gallina clueca que pasó por allí, encontró el nido sin cuidados y su instinto la hizo sentarse sobre los huevos para empollarlos. Poco después nacieron los patitos y, como era lógico, tomaron a la gallina como su madre y caminaron en fila tras ella. La gallina contenta con su nueva cría, los llevó hasta la granja. Todas las mañanas después del canto del gallo, mamá gallina rascaba el piso y los patos se esforzaban por imitarla. Cuando los patitos no conseguían arrancar de la tierra un mísero gusano, la mamá sacaba para todos sus polluelos, partía cada lombriz en pedazos y alimentaba a sus hijos en sus propios picos. Un día, como otros, la gallina salió a pasear con su nidada por los alrededores de la granja. Sus pollitos, disciplinadamente, la seguían en fila. Pero de pronto, al llegar al lago, los patitos de un salto se zambulleron con naturalidad en la laguna, mientras la gallina cacareaba desesperada pidiéndoles que salieran del agua. Los patitos nadaban alegres chapoteando y su mama saltaba y lloraba temiendo que se ahogaran. El gallo apareció atraído por los gritos de la madre y se percató de la situación -No se puede confiar en los jovenes - fue su sentencia- son unos imprudentes. Uno de los patitos que escuchó al gallo, se acercó a la orilla y les dijo: -No nos culpen a nosotros por sus propias limitaciones -
No pienses que la gallina estaba equivocada. No juzgues tampoco al gallo. No creas a los patos prepotentes y desafiantes. Ninguno de estos personajes está equivocado, lo que sucede es que ven la realidad desde miradores distintos. El único error, casi siempre es creer que el mirador en que estoy, es el único desde el cual se divisa la verdad.
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Anny Beatrice
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