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viernes, 7 de diciembre de 2007

No todo está perdido

Esta historia se le atribuye al gran violinista italiano Niccolò Paganini (1782-1840), uno de los violinistas más famosos de la historia y virtuosos de su tiempo. Niccolò Paganini, debido a su virtuosismo al tocar el violín, cosechó muchas leyendas a su alrededor, llegando a ser considerado un brujo, o que usaba técnicas sobrenaturales para crear esos sonidos con el violín. Esta historia narra uno de sus conciertos.
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El auditorio estaba repletó y sonó una gran ovación al entrar la orquesta y el director. Pero al aparecer Paganini, la ovación fue ensordecedora, tal expectación creaba. Paganini se coloca el violín y comienzan a escucharse bellos sonidos, breves y semibreves, corcheas y semicorcheas; los sonidos envuelven y encantan al público allí congregado. Repentinamente un sonido extraño interrumpe el silencio: una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe. Tanto el director como la orquesta pararon de inmediato. Pero el violinista, a pesar del percance continúa arrancando los sonidos al instrumento. El maestro y la orquesta vuelven a tocar, y antes de que el público se sobreponga, otra cuerda del violín vuelve a romperse.
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Nuevamente la orquesta y el director paran de tocar, el rumor entre el público se acrecienta... pero Paganini no paró. Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó, sacando sonidos de lo imposible. El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que estaba por acontecer: una tercera cuerda del violín se rompe. El director y la orquesta paran de tocar, angustiados y el público contiene la respiración: Paganini, continua, como un contorsionista musical, arrancando sonidos a la única cuerda del violín, y la orquesta y el director motivados ante la actitud del violinista, siguen tocando ante el delirio del público. Paganini alcanzó la gloria, su nombre se hace famoso a través de los tiempos, no sólo como violinista, sino como un profesional que continua adelante frente a las adversidades.
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Independientemente del problema que tengamos, sea de índole personal, profesional o incluso familiar, no todo está perdido. Aún tenemos, como en el violín, cuerdas para continuar ejerciendo nuestro talento. Siempre quedará una cuerda para apoyarnos en ella: el intentar seguir con nuestros proyectos e ilusiones, ser persistentes, dar el máximo de nosotros a pesar de las piedras del camino, cambiando a un nuevo enfoque para dar un paso más. Cuando todo parece ir en contra, démonos otra oportunidad y sigamos adelante, auto motivándonos, a nuestro cerebro, a la mano que toca el violín. Si los resultados no acompañan, es nuestra oportunidad de tocar esa última cuerda, con la creatividad para reinventarnos a nosotros mismos, dando el mejor resultado. La mejor cuerda con la que podemos tocar es la de: CREER EN NOSOTROS MISMOS.
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Ven, quiero oír tu voz

El mar escupía un lamento tan tenue que nadie lo oyó. Un dolor de tan adentro que toda una costa murió. Hoy llora lamentos la nube que enfermó y escribe espantos en la arena el dolor. Arrulla el miedo a un delfín que bebió de un agua negra, su suerte emigró. Ven, quiero oír tu voz, y si aún nos queda amor, impidamos que esto muera. Ven, pues en tu interior está la solución, de salvar lo bello que queda. Donde se acomoda la usura nace la ambición y el poder, y este germina en la tierra, que agoniza por interés. Y una gaviota cuentan que decidió en acto suicida inmolarse en el sol. Ríe desprecios un barco que encalló, y se desangra en su lecho: LA MAR! Ven, quiero oír tu voz, y si aun nos queda amor, impidamos que esto muera. Ven, pues en tu interior está la solución, de salvar lo bello que queda. Hagamos una revolución, que nuestro líder sea el sol, y nuestro ejército sean mariposas. Por bandera otro amanecer y por conquista comprender que hay que cambiar las espadas por rosas. Hagamos una revolución (Mientras te quede aliento) Que nuestro líder sea el sol (Ve a buscar con el viento) Y nuestro ejército sean mariposas (Ayuda, pues apenas queda tiempo). Ven quiero oír tu voz (Mientras te quede aliento) Y si aun nos queda amor (Ve a buscar con el viento)Impidamos que esto muera (Ayuda, pues apenas queda tiempo). Ven, quiero oír tu voz, y si aún nos queda amor impidamos que esto muera ven pues en tu interior esta la solución de salvar lo bello que queda. Ven, quiero oír tu voz, y si aún nos queda amor impidamos que esto muera ven pues en tu interior esta la solución de salvar lo bello que queda.
¡QUIERO OIR TU VOOOZ!